jueves, 31 de enero de 2008

Una amarga tradición...

Recuerdo que...
Desde el año 2008, visito un lugar que constituye la línea de meta de la vida. Cada 1 de Noviembre, visito a la que fue la persona más importante de mi vida que ahora descansa a espera de volvernos a encontrar.

Hace ya 6 años que he dejado de ir a visitarla a su casa para no tener más remedio que ir a buscarla al cementerio. Una amarga tradición que a diario me recuerda lo débil que soy, yo, y todos los que me rodean, pues la diferencia entre una noche y una mañana, es no poder decir ``buenos días´´ a alguien nunca más.

Me resulta prácticamente imposible acompañar a mi madre, pero lo hago. Supongo que porque ella siente aún más dolor si es posible.
No tengo mucho que decir, ella ya sabe todo lo que tiene que saber, nada de lo que le cuente le resultará desconocido, así que solo quería escribir esto por simple necesidad, sin ningún tipo de intención, para recordarme a mí mismo, y a otros, que éste puede ser el último Noviembre que podamos decirnos: Buenos días.

A ti, eterna mariposa, mi estatua del Oeste, te dedico la canción que siempre escucho cuando voy a visitarte. En un rato dejaré otro beso en tu lápida, para que lo guardes junto a los de otros años.


No hay comentarios:

Publicar un comentario