viernes, 25 de mayo de 2012

En un lugar...


Recuerdo el día en que un grupo de amigos decidieron ir en una calurosa tarde de verano a la playa...


Esa alegría sin límite de tener el mundo a tus pies, contando con amigos que se convirtieron en hermanos.
Eran unos doce en total, seis chicos y seis chicas, entre ellos alguna pareja. A pesar de que la tarde estaba acabando, y el sol se disponía a despedirse, todos se dirigian a la orilla a darse un buen baño sin importar la tardía hora a la que habían llegado.

Mochilas, toallas y un poco de comida, todo esparcido en la arena, desordenado y depositado con prisa para meterse en el agua cuanto antes.

Tres amigos fueron los primeros en entrar en el mar, sin pensarlo tan siquiera un segundo, se abalanzaron sobre el agua. Los demás, mas cautos y serenos, también entraron, pero no sin antes sufrir el ataque de mil chapoteos de los tres primeros, que les empaparon enteros.

Las risas pasaron a ser carcajadas, algunos abrazos, se convirtieron en besos, cada segundo, en un tesoro. Las gaviotas eran testigo de la definición ``felicidad´´.

Tras un largo rato de baño, comenzaron a salir en busca de sus toallas, era hora de relajarse tumbados en la arena, y recobrar fuerzas charlando tranquilamente.
Uno de los chicos, sentado en su toalla observando a otra persona, tumbada en una silla al otro extremo de la playa, sola. Su amiga, al ver que algo había captado la atención del chico, se acercó a él y le dijo:

-¿Qué miras?, ya estás soñando despierto de nuevo... -dijo la chica con una sonrisa, sentándose junto a su amigo-.

-Tan solo estaba mirando... a aquel tipo de allí -respondió el-.

-¿Lo conoces?.

-No no, no es eso, es solo que... me he parado a pensar, en lo diferente que puede ser un mismo instante para diferentes personas.


-¿Por qué?.


- Nosotros estámos aquí, rodeados de amigos, pasando una buena tarde, sin preocupaciones, todo nos parece perfecto, pero sin embargo, estamos ignorando la realidad que nos rodea, y esa realidad es, que ese hombre de allí, está solo, sin nadie que le acompañe... no se, puede que me esté comiendo mucho la cabeza pero, me da pena pensar que esto es así, mientras unos son felices, otros son ignorados.


-Ahora que lo dices... no me había dado cuenta de eso -dijo la chica con una expresión triste-.

-¡Hey!, ¿qué hacéis allí apartados del mundo? -gritaba uno de los chicos del grupo-, ¡dejad de ligar y venid aquí, vamos a hacer un fuego, nos quedamos a cenar!.

-¡No digas tonterías, ahora vamos! -respondió la chica con una leve sonrisa-.

-¿Ves?, siempre es lo mismo. Alguien que se da cuenta de que la realidad no es igual para todos, otra persona que, se da cuenta de tus preocupaciones, y los demás, inmersos en su mundo, sin tan siquiera sospechar lo que está ocurriendo. Los que nos damos cuenta de las cosas somos los que debemos ayudar a mejorar la vida de los demás, ¿no crees? -sonreía el chico-.

-Supongo que se és más feliz viviendo tu vida y no preocuparte por los demás.

-Eso es lo que se suele creer, pero hay quien consigue su felicidad, consiguiendo ayudar a los demás. ¿Sábes?, creo que está triste, solo, esperando a que se haga de noche para irse a su casa.


-Pues yo creo que te equivocas -dijo ella-, creo que si está allí es por alguna razón, igual que lo estamos nosotros aquí. Esa persona, sola, sentada en la arena, puede que esté reflexionando sobre sí mismo, pensando en todo lo que le queda por vivir, o lo que ya ha vivido. Puede que sentarse a pensar sea uno de sus mayores placeres, la tranquilidad de la soledad a veces viene bien... y más si es con la música de las olas como melodía de fondo. Puede que él esté allí solo porque es lo mejor, esperando a que ocurra algo, lo que sea.

De pronto, una silueta se acercaba a la persona distante, le tendió su mano para que se levantara del suelo, y se marcharon de aquel lugar abrazados.

-¿Lo vés? -reía la chica-, ¡nada ocurre por que sí!, ¡todo pasa por algo!.

-Entiendo... -dijo el chico observando a la pareja marcharse-, puede que, después de todo, tengas razón. Pero hay algo que no acabo de entender, yo sigo aquí, con vosotros pero, solo, realmente, sin nadie que se percate de que mi soledad como yo he hecho ahora mismo.

-No lo entiendes, ¿verdad? -dijo ella cogiendole de la mano y sonriendo-.

-¿Qué me estás queriendo decir? -contestó el-.

-Pues que esa persona, aparentemente sola, pensando sobre lo que le queda por vivir o lo que ha vivido, y a la que finalmente le tienden su mano y recibe un abrazo... podrías ser tú.

Tras las palabras de su amiga, el chico bajó la mirada, sonriendo, y mientras ambos miraban al horizonte, una lágrima cayó sobre las manos entrelazadas de ambos, abrazados, frente a la noche que estaba a punto de llegar.


``Y si quieres conocerme, no me observes, mírame´´ -Mägo de Oz, Hazme un sitio entre tu piel-.

Vii Broken Crown





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