lunes, 11 de junio de 2012

Suburbios de Los Sueños

A la luz de una lámpara de sal en mi cuarto, con esa luz tenue que tanto me gusta, un diario sin tinta ni papel me pedía que le contara lo que sé de un lugar, al que me gusta viajar cada vez que necesito descansar.


Mis recuerdos son confusos ante tal lugar, pero a veces, solo a veces, lo puedo recordar. En la avenida de la luz de la luna, enfrente del portón de las estrellas, hay una puerta a la sombra de la consciencia, que tan solo se abre con la llave de la oscuridad de la noche.
Tras esta puerta, una carretera larga y oscura recorre el camino al lugar al que me refiero. Unos  límites que no se pueden llegar a conocer. ¿El nombre de dicha ciudad?: Los Sueños.

Una ciudad oscura, donde la luz de cada farola simboliza la esperanza de la humanidad. En sus calles la lluvia nunca cesa y aunque no hay mar, se le puede en la lejanía escuchar, fruto quizás de algún sueño de los incontables habitantes.

Cada persona del mundo, tiene un apartamento en los millones de rascacielos de esta ciudad. En su interior, cientos de historias que contar. Todos decoran su hogar con los sueños aún por conseguir y con fotografías de buenos recuerdos del pasado.
Aún me acuerdo de cuál era mi dirección, Calle Vida número 8, piso 1992 del bloque V.
Allí vivía acompañado, compartiendo piso con quien lo era todo. Cada noche, volvía a mi apartamento, sabiendo que lo que me esperaba allí, merecía la pena.
Horas dentro de aquel lugar, riendo, abrazando, besando, todo era entre esas cuatro paredes. Las leyes del tiempo allí no funcionan como en la realidad. Las horas son segundos, pero  por aquel entonces, recordaba cada instante que pasaba allí, pues siempre soñaba con lo mismo, con mi hogar, con ella, mi aunténtica realidad.

Hasta que una noche, algo cambió al volver allí...

La puerta estaba cerrada y no había cerradura alguna. Algo no iba bien.
Todas las ventanas de mi edificio estaban encendidas, menos la habitación del piso 1992, mi hogar.
``¿Qué ocurre aquí?´´, me preguntaba una y otra vez. ``Si no puedo subir, no podre soñar´´. Intenté colarme en el edificio, a través de una ventana abierta. Tras ella, los dominios de un chico que soñaba con un amor de la infancia. Nunca le dijo lo que sentía, y continuaba allí, en su hogar, soñando con lo que podría decir, pero feliz en su silencio.
Al verme me dijo que continuara, que no quería romper ese silencio, pues en él podía soñar con lo que tanto deseaba.

Salí de su apartamento y comencé a subir las escaleras. Llegué al piso 411, y allí otra persona me encontré. En el rellano de su hogar, sentado junto a la puerta, afirmaba que ya no podía entrar, porque allí dentro, se encontraba una chica que ya no soñaba con él.
``No tengo sitio en sus pensamientos´´ me dijo. Y tras un silencioso abrazo que sin darme cuenta le dí, continué mi camino.
Al llegar a una nueva planta, esta vez en la 425, me uní a una chica, que también subía por aquellas escaleras hacia su destino, cercano al mío. Durante el ascenso, me contó que se había mudado, que una vez soñó con un chico al que ahora abandonó. ``Ya no sueño con él´´ me dijo. Tras llegar al piso 1250, abrió una puerta, en la que le esperaba una nueva persona. Este chico la besó, me miró y justo antes de cerrar su puerta bruscamente con una macabra sonrisa, dijo:

-Ahora es mía.

Al final, llegué a mi puerta, a aquella planta 1992. Asustado por lo que descubrí en mi ascenso, al haber prestado atención por primera vez a esas personas y sus historias, sentí miedo de correr la misma suerte, pues aún no comprendía por qué mi hogar, aquella noche, permanecía apagado a diferencia de lo habitual.
Saqué mi llave del bolsillo y todo empeoró, pues me percaté de que estaba rota, quebrada...
Llamé mil veces a la puerta sin respuesta, desesperado, la llamé por su nombre, gritando angustiado por ver su cara, por volver a escuchar su voz, pero nadie respondió...
 Sin previo aviso, un pequeño cartel apareció junto al número de mi apartamento, un letrero cuyo mensaje nunca olvidaré:

``Fuiste un sueño, ahora eres realidad. Ya no hay sitio para ti, ni tu felicidad´´.

Delante de aquella puerta, en la que había vivido cada noche, quedé desahuciado, sin hogar para soñar, sin nadie que se acordara de mi, ya no era nada de lo que fui.

Y entonces lo entendí: La ciudad a la que llamamos ``Los Sueños´´, es oscura y no sin razón, porque todo es confuso e irregular. La lluvia son las lágrimas de quien perdió su hogar, cada gota es un sueño que no llegó a cumplirse, y que desaparece por las alcantarillas del olvido. Las habitaciones se encienden y se apagan con cada sueño que nace o cada historia que muere, sin que sus gentes puedan dar marcha atrás, y valorar lo que llamaban hogar.

A pesar de que ya no puedo volver a lo que fue mi morada, aquí sigo, en la misma ciudad, pero lejos de donde estuve antes. Un lugar donde nadie quiere vivir, pero desafortunadamente no tengo elección. Mi nuevo hogar, un barrio perdido, conocido como los suburbios de Los Sueños, rodeado de residuos y escombros de todos aquellos que fueron desterrados de la esperanza, de lo que un día fue un todo y ahora no es nada.

Deseo que esto acabe, porque ya no recuerdo lo que sueño. Deseo que esto termine, porque ya nadie sueña conmigo.

-Vii Broken Crown-

``Mi alma hoy quiere volar, romper cadenas y soñar´´ -Alma, Mägo de Oz-

No hay comentarios:

Publicar un comentario